Tradicionalmente siempre se ha dicho que las mentiras tienen las patas muy cortas, y que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Pues bien, estos refranes populares acrecientan su significado si hablamos de Pedro Sánchez y el Plan de Estabilidad remitido por su gobierno a Bruselas el pasado 30 de abril. Entre otras cosas, en este Plan de Estabilidad, Sánchez avisaba a la UE de su intención de saltarse el objetivo de déficit en más de 9.000 millones, junto a su medida estrella, el sablazo fiscal cercano a los 26.000 millones de euros, que afectará directamente al bolsillo de todos los españoles. Asimismo, como muchos de ustedes recordarán, la Comisión Europea dio un fuerte tirón de orejas al Gobierno socialista, al no creerse sus cuentas, elevando la previsión del déficit hasta el 2,3% en 2019, tres décimas superior al estimado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Si este episodio les pareció vergonzoso y denigrante, deben saber que algo similar ha vuelto a ocurrir, pero esta vez ha sido la Airef la encargada de instaurar un poco de raciocinio y cordura entre tanto unicornio económico y cuentas manipuladas, a través de un informe publicado el 9 de mayo, que pueden leer aquí (https://www.airef.es/wp-content/uploads/2019/05/informe-ape/Informe_AIReF_APE-2019-2022.pdf)
La primera critica directa de la Airef al Ejecutivo socialista ha sido causada por el ficticio objetivo de reducción del déficit, que los socialistas estimaban en 2,5 puntos del PIB a lo largo de la próxima legislatura. La Airef ha calificado dichas estimaciones como “muy ajustadas”, “improbables” o “de estrecho margen”,alegando que el desajuste presupuestario será realmente del 0,5% del PIB en 2022, frente al objetivo de “déficit cero” proyectado por el equipo de Sánchez. La Airef basa sus estimaciones en el crecimiento económico que prevé para España en los próximos años siendo este del 2,3% para 2019, del 1,9% en 2020 y del 1,8% en 2021, manteniéndose en línea para 2022. Las previsiones de ralentización del crecimiento siguen la tendencia europea de desaceleración económica experimentada durante el pasado medio año y con perspectiva de instaurarse como tendencia mayoritaria durante los próximos 3 años.
Por el lado de los ingresos, la institución presidida por José Luis Escrivá describe las estimaciones del Gobierno como “demasiado optimistas”, ya que considera que los ingresos se encuentran inflados, mientras los gatos están infracalculados, lo que agrandaría la brecha fiscal en el medio plazo y aportaría una mayor dosis de inestabilidad presupuestaria a la economía española. Concretamente, como se ha comentado con anterioridad en este medio, el Gobierno de Pedro Sánchez pretende aumentar la presión fiscal del 38,9% del PIB hasta el 40,7% a lo largo de los próximos 4 años, dato que también desmiente la Airef, que estima que la capacidad recaudatoria del Ejecutivo socialista; si no se producen grandes variaciones en la tasa de crecimiento económico, podrá llegar como máximo al 40,4% del PIB, tres décimas por debajo de las estimaciones del Plan de Estabilidad. Esta discrepancia estadística supone nada y más y nada menos que 3.600 millones, sin tener en cuenta la volatilidad del resto de variables macroeconómicas o una mayor probabilidad de error en las estimaciones del Gobierno.
Desgranando las estimaciones por impuesto y en términos nominales, la Airef estima que la recaudación de IRPF se quedará 7.200 millones por debajo de lo estimado en el Plan de Estabilidad, mientras las cotizaciones sociales se encontrarían infladas en prácticamente 2.500 millones. Por el contrario, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal considera que la recaudación por impuestos indirectos como el IVA será ligeramente mayor que la estimada por el Gobierno, debido a un aumento del consumo, impulsado por una menor tasa de ahorro.
Para finalizar ya con el plano fiscal, respecto a las estimaciones de gasto público, que el Gobierno plasma en el 41,3% del PIB en 2019 y un 40,7% en 2020, que se mantendría estable en 2021 y 2022. Pero claro, una vez más, la Airef no cree al gobierno del gasto y el despilfarro, y estima que el Ejecutivo de Pedro Sánchez está escondiendo debajo de la alfombra cerca de 2.400 millones de gasto adicional, lo que situaría el peso del Estado en el 41% del PIB hasta 2022 en el mejor de los casos, contando con que las estimaciones de crecimiento se mantengan estables en los ulteriores 3 años.
Si se cumplen las estimaciones de la Airef, un desvío de los ingresos de 3 décimas a la baja, y de los gastos de 2 décimas al alza, supondría un déficit adicional que se situaría en torno a los 6.000 millones en 2022, en la línea de los 9.000 millones adicionales que ya anunció el Ejecutivo de Sánchez, que tenía planeado saltarse en 2019, sumándose a los cerca de 30.000 millones de agujero fiscal ya previstos para este ejercicio.
Por todo ello, las cuentas de reducción del volumen de deuda pública sobre PIB se convierten más bien en cuentos. Mientras el Gobierno central sitúa la reducción de la deuda pública del 97,1% del PIB hoy en día al 88,7%, la Airef afirma que dicho nivel de deuda no descenderá el 91,1% en la mejor de las situaciones.
Por otro lado, respecto a las estimaciones de reducción del desempleo, el Ejecutivo prevé que la tasa de paro se reduzca hasta el 10% en 2022, dato que no desmiente la Airef, siempre y cuando el marco macroeconómico se mantenga estable, algo que es francamente improbable con un Gobierno que trata de disfrazar a los ciudadanos de cajeros automáticos, promueve el incremento de trabas al empleo y la creación de riqueza, y lastra las escasas tendencias positivas de la economía española.
El informe de la Airef vuelve a dejar en evidencia al Ejecutivo socialista, tras la reprimenda a nivel internacional de la CE en su último Informe de Primavera. Tampoco debería de sorprendernos, ya que somos el único país de la OCDE que frente a una clara desaceleración económica nos dedicamos a subir impuestos e instaurar nuevas trabas al emprendimiento y la atracción de capital internacional. Lo único que está claro con el actual Ejecutivo es que las ideas de la libertad y la creación de riqueza quedan absolutamente huérfanas de la clase política española.