Las grietas de la economía china

20.10.2021 14:32

Este artículo fue originalmente publicado por la Fundación Civismo: civismo.org/es/las-grietas-de-la-economia-china/

Ha sido muy sonado a lo largo de las últimas semanas la situación del gigante inmobiliario chino Evergrande. La relevancia de este caso no se basa únicamente en el pasivo de más de 300.000 millones de dólares de dicha compañía, sino también en el peso que esta tiene en el sector inmobiliario chino, que ya constituye el 30% del PIB del gigante asiático. Muchos analistas se han centrado en evaluar como afectará la situación de Evergrande a Europa o Estados Unidos, o si esto supondrá un antes y un después en el crecimiento económico sin parangón de la economía china. Sin embargo, muchos de estos análisis, en mi opinión, fallan en un punto fundamental, siendo este el de olvidar o dejar de lado el resto de riesgos y peligros que sufre la economía de China en estos momentos.

Desde hace algún tiempo el gobierno chino se encuentra inmerso en una batalla regulatoria con los gigantes tecnológicos del país, tratando de evitar una acumulación excesiva de poder por parte de estos, principalmente por la consecuente merma de poder efectivo que dicha situación supondría para el gobierno liderado por Xi Jinping.

La innovación, el dinamismo y el crecimiento propulsados por las grandes tecnológicas chinas han sido y son una pieza fundamental y básica en el puzle que supone la revolución digital. Estas empresas se han expandido a ritmos incomparables en el siglo actual, disparando los flujos de capital extranjero hacia la economía china y aportando robustez al sector privado. Dicha situación es la que ha generado temor en Xi Jinping, al ver como la expansión de Alibaba, Didi o Tencent podría ejercer de contrapeso al poder del ejecutivo chino en determinadas ocasiones.

El enorme dominio de estos gigantes tecnológicos nace principalmente de su control sobre los datos de millones de personas, convirtiéndose esto en poder económico y social. Los temores del Partido Comunista chino al respecto ha sido lo que ha hecho que desde hace unos meses el gobierno del país haya endurecido su comportamiento hacia estas empresas, imponiendo una mayor presión regulatoria sobre las mismas. Por ejemplo, en el mes de julio, el gobierno chino procedió a eliminar la app de Didi (una app para compartir trayectos) de todas las tiendas de aplicaciones móviles del país, privando a 377 millones de usuarios del acceso a sus servicios. Esto provocó una erosión del valor de los activos de la compañía de más de un 20%, algo ciertamente significativo para el sector tecnológico del gigante asiático.

Existen muchos casos similares, empezando por el de Alibaba; empresa a la cual el gobierno forzó a reducir su tamaño, a través, por ejemplo, del bloqueo de la OPV de una de sus filiales financieras, Ant Group. Además, al gobierno chino le preocupa en gran manera el enorme poder que ejercen algunas de estas empresas sobre los medios de comunicación, siendo propietarias de estos en muchas ocasiones. Sin ir más lejos, Alibaba se vio forzada por el gobierno a deshacerse de cualquier atisbo de participación en el mercado de los medios de comunicación, empezando por vender el South China Morning Post, uno de los diarios más importantes de país, en el cual se habían publicado algunas críticas a decisiones del gobierno liderado por Xi Jinping.

Dichas acciones de los reguladores y el gobierno chino no nacen de una preocupación natural por mantener unos determinados niveles de competencia en el mercado, a través de medidas para evitar la formación de grandes oligopolios. La preocupación del ejecutivo chino nace más bien del efecto que la formación de estos monopolios pueda tener sobre las relaciones de poder prevalentes en el país. El problema de esta nueva actitud del gobierno chino hacia sus empresas tecnológicas nace del efecto que la parálisis del crecimiento de muchas de estas pueda tener sobre la innovación y el crecimiento agregado. Estas compañías, al menos hasta el momento, han mostrado un dinamismo en términos de innovación y progreso tecnológico sin parangón en Europa y casi en Estados Unidos. Es por ello por lo que, al pasar de apoyarlas y protegerlas a atacarlas para reducir su poder, el gobierno chino puede estar poniendo en riesgo parte del crecimiento potencial del país y su relevancia en determinados sectores a escala global.

De hecho, muchos inversores internacionales han visto los últimos movimientos del gobierno chino (junto a la crisis de Evergrande) como un desincentivo a la inversión en el gigante asiático debido a la atmósfera cada vez más hostil a la actividad privada -que crecía con fuerza a lo largo de las más recientes décadas-. La situación relatada no son sensaciones, sino que se encuentra perfectamente respaldada por los datos. Según datos del mismísimo Banco Popular de China, el volumen de prestamos a pymes privadas creció al 6.7% en el año 2019, mientras el volumen de préstamos a empresas de titularidad completamente estatal crecía cerca del 14% anual. Lo que esta situación muestra es una intención muy clara del gobierno chino: tratar de ganar poder económico y social impulsando el crecimiento a través de grandes empresas íntegramente públicas, intentando concentrar la mayoría del poder económico en manos del Partido Comunista.

Si hemos observado una tendencia clara a lo largo de los últimos años en China es que las empresas íntegramente estatales no han logrado ni siquiera ir a la zaga de las privadas en materia de innovación, desarrollo y crecimiento interno; con muchas de estas últimas expandiéndose por otros países e incluso continentes. Por lo tanto, los últimos movimientos constituyen una apuesta muy fuerte y peligrosa por parte del gobierno chino, ya que con ello se arriesgan a perder el elevado dinamismo de uno de sus sectores punteros, con los notables efectos colaterales que esto podría tener sobre la experimentación e innovación y su consiguiente efecto agregado sobre el crecimiento económico y la pugna geopolítica actual.

Por lo tanto, tendremos que estar muy atentos a la posible restructuración del tejido productivo del gigante asiático en los próximos años, prestando especial atención a como esto pueda afectar al desarrollo de su productividad y, en consecuencia, a su tasa de crecimiento. Recordemos que uno de los pilares sobre los que se sustenta la estabilidad del sistema político chino es el constante incremento del nivel de vida del país. Si el crecimiento económico se desacelerara estrepitosamente, esto podría traer aparejadas significativas inestabilidades políticas. Veremos.

 

 

 

Contacto

EL RINCÓN DEL PARQUET elrincondelparquet@gmail.com