INVERTIR EN INFRAESTRUCTURA PÚBLICA... TAN PRODUCTIVO COMO UNA TARDE DE DOMINGO

16.10.2016 21:32

Es muy común escuchar estas últimas semanas, tanto en relación a Grecia, como a los problemas de España, a los partidos más intervencionistas diciendo y repitiendo insistentemente, que la solución a los problemas de deuda y desempleo es el incremento de gasto público. Pero no solo es esto lo que somos capaces de escuchar sin tirar la radio por la ventana, no, también hemos oído a Eduardo Garzón esta semana comentar que el gasto público en infraestructura de España debería triplicarse para generar mayor empleo, incrementando el consumo y reduciendo la deuda. Estoy seguro que cuando este reputado economista; con el que yo discrepo en absolutamente todo, mencionó esto, no tendría en mente el aeropuerto de Castellón, los puertos inutilizados en España, los kilómetros de autopistas vacías, o los vagones de AVE desiertos en el trayecto Madrid- León de 30 minutos, con un coste del billete de 50 euros, a lo que te contestan que con que se va a financiar esa línea sino... muy fácil... ¡pues no la construyas! Y es que los intervencionistas no tienen bastante nunca, todavía tenemos el sabor de boca de la burbuja inmobiliaria de 2008, y ahora pretenden crear una de infraestructura por toda Europa, pero con una diferencia a la de 2008, esta vez, con la excusa del "objetivo social", se utiliza dinero público. Den rienda suelta a su imaginación y piensen en las consecuencias, aunque sea a menor escala.

A nivel global, y según los datos presentados esta semana por el FMI, el mundo ha llegado a endeudarse por un valor de 152 billones de dólares, lo que representa un 225% del Producto Interior Bruto a nivel mundial. Y no son casualidad estas cifras, ya que en la mayoría de los casos se deben al devastador efecto de los planes de estímulo de los bancos centrales sobre las economías libres, financiados por entidades públicas, que muchas veces registran índices de crecimiento muy por debajo de su estimación.  Muchos admiradores de Keynes, estarán en estos momentos pensando que la deuda nunca es un problema, si la capacidad productiva del país permite pagarle en el tiempo generando beneficios, pero tristemente este no es el caso, ya que la capacidad de los países endeudados para devolver su valía se ha visto disminuida.

Muchos defensores de la idea de incrementar el crecimiento económico a través de la inversión pública, no tienen en cuenta prácticamente nunca el margen productivo real, ni mucho menos el de beneficio sobre el PIB, y tratan solamente de sostener el nivel de empleo a toda costa, cueste lo que cueste... y me refiero literalmente. Los dos mejores ejemplos que vamos a analizar hoy son el caso de China y Japón, donde desde gobiernos totalmente opuestos, han llevado a cabo políticas expansivas muy similares, invirtiendo la grandísima mayoría de su PIB en infraestructuras, generando niveles de deuda impagables y nunca antes vistos, teniendo efectos destructivos en el crecimiento productivo. Bernie Sanders, el ex-candidato a la Casa Blanca por los Demócratas en EEUU tenía en su programa electoral la "magnífica" idea de gastar un billón de dólares en desarrollo del sector público, siendo la parte primordial de este planteamiento las infraestructuras públicas. Yo me pregunto sinceramente si alguna vez esta gente; mayoritariamente los intervencionistas, se pararán a hacer un análisis de mercado o un simple estudio de coste y beneficio, porque incluso infravalorando el dinero requerido para llevar a cabo estos planes y poniendo los ingresos en un pedestal, ni siquiera multiplicándolos por cinco en muchos casos nos daría margen para obtener ni un dólar de beneficio. Podemos ver, en el gráfico expuesto a continuación que los países de mayor libertad económica son los que menos dinero destinan al gasto público, sobre todo a las infraestructuras públicas, siendo 0 la cantidad en el caso de Hong Kong, y no llegando a 0,1% del PIB de Singapur, permitiendo así a sus ciudadanos pagar mínimos impuestos, incrementando consecuentemente el nivel de consumo y la productividad del país. Cabe destacar que los míticos EEUU ya no se encuentran en el top 10 de libertad económica, mientras que hace 10 años ocupaban la posición número 6, ¿se deberá al mandato intervencionista (en comparación a lo que estaba acostumbrado EEUU) de Obama?

ÍNDICE DE LIBERTAD ECONÓMICA 2016:

Los grandes resultados negativos de los planes de inversión pública para incentivar la economía, se han visto mayormente reflejados en países como Japón. Teniendo en cuenta los próximos Juegos Olímpicos, Japón va a destinar desde 1991 8,3 billones de dólares en infraestructura pública, sin que hayan tenido todavía ningún efecto positivo en la economía, haciendo que el país nipón lleve más de 20 años de estancamiento debido a la gran acumulación de deuda que acarrea, siendo esta un 230% del PIB. Un efecto secundario de esta píldora mal recetada, que son los planes de estimulo, ha sido la bajada de los salarios reales de los ciudadanos japoneses a niveles de los años 80, mientras el ratio de inflación se sitúa cerca del 5%.

Otro de los casos que podemos ver es el de China, y en el cual los planes de estímulo han tenido un efecto mucho peor que en Japón, ya que no contaban ni con sus niveles de productividad laboral ni mucho menos con la cantidad de inversión privada que circulaba por Japón en los años 90, época en la cual su índice bursátil fue uno de los más codiciados a nivel global. En China, en cambio, más del 55% de los proyectos de infraestructura llevados a cabo con dinero público generan un índice de beneficio por debajo de la unidad, en otras palabras, genera pérdidas, en casos pequeñas, pero generalmente de cerca del 20% de la inversión. Es sorprendente el dato de que en la última década, en China, de las centenas de millones destinadas a gasto público, solo 6 proyectos en infraestructuras hayan generado rentabilidades positivas. Ayer oía decir al catedrático de economía de la Universidad Complutense de Madrid; Jorge Fonseca que el problema de la deuda estatal a nivel mundial es generada en la mayor parte de los casos por entidades privadas, increíble ¿verdad? Recurriendo un momento a datos de Moody's, podemos saber que a nivel global más del 65% de la inversión en infraestructuras viene por parte de entidades públicas, las cuales en muchos casos demuestran una preocupación nula por el margen de eficiencia y beneficio. Y respecto a este dato, debemos tener en cuenta que muchas empresas semi-estatales son archivadas en este estudio como "privadas". En China hemos llegado este año a un 190% de deuda sobre el PIB, y sí, de momento el dato no es peor que el de Japón, pero esto se debe a que llevan acarreando políticas expansivas solamente 5 o 6 años, mientras que por otra parte Japón lleva más de 20. Como ejemplo podemos poner que hoy China para generar un yuan necesita cuatro de inversión procedente del sector público, mientras que hace cinco años, la inversión por unidad era solo de 1,5.

COMPARATIVA DE EVOLUCIÓN DE DEUDA EN CHINA Y JAPÓN:

Mientras tanto, en Europa, a menor escala se llevan desarrollando este tipo de políticas desde el año 2008, con el objetivo de resucitar la economía o simplemente mantenerla a flote, mientras que no somos ni la mitad de productivos que los trabajadores de Japón, así que imagínense sus niveles de políticas expansivas y la mitad de eficiencia... ¡qué combinación! En la Unión Europea, se dedica desde el 2008 un 1,5% del PIB de cada país al desarrollo de infraestructuras, obra civil, o medios de transporte, y ocho años después la sobrecapacidad de oferta y la deuda se mantienen en niveles similares o incluso en algunos casos más altos. Aún así es cierto que la inversión en infraestructuras puede resultar fructífera, cuando la demanda por ella es real y tangible, ya que el margen de eficiencia y beneficio es mayor, mientras que por otra parte, si no existe esa demanda, solo sirve para generar deuda, frenar el crecimiento económico e incrementar el desempleo en el largo plazo. En Europa, y particularmente en España, ahora mismo se debe buscar atraer mayor inversión privada para crecer sobre una base sostenible en el largo plazo, y que sirva para ligar el crecimiento económico a los niveles de inflación, evitando la creación de nuevas burbujas en determinados sectores, por muy pequeñas que sean. Aunque no fuese economista, hay una gran frase de Séneca que me gusta y se ajusta a la idea principal de reducir gasto público para contraer la deuda, aunque muchos intervencionistas se empeñen en negarlo día a día: “Compra solamente lo necesario, no lo conveniente. Lo innecesario, aunque cueste un solo céntimo, es caro” -Séneca 

 

 

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