¡MARIO NO METAS LA MANO!

13.03.2016 20:27

 

Esta semana hemos podido observar como Mario Draghi volvía a meter una inyección de liquidez al mercado financiero, esperando que este nuevo empuje de la política monetaria vuelva a incrementar la tendencia alcista de las diferentes bolsas europeas, y tratando de hacer que los bancos reactiven su actividad económica.

 Como llevamos pensando y viendo mucho tiempo, la política monetaria no es ningún tipo de solución para la economía europea, ya que la Unión Europea no atraviesa en este momento un problema de liquidez ni de falta de crédito de los bancos, ya que su principal problema es el endeudamiento excesivo de los organismos públicos, que lleva a niveles de deuda mareantes, pero como siempre, Europa tiene miedo a la privatización, aunque esta sea la única manera de añadir competencia al mercado. El nuevo empujón de la política monetaria hará que los estados se duerman aún más, creyendo que tienen un falso colchón bajo ellos, y confiando el 100% de su arsenal a una política de bonos baratos, pensando que así atraerán más inversores externos, que se verán repelidos por el aumento de niveles de incertidumbre y riesgo. La nueva política monetaria no se centra en que la única manera de revitalizar la economía es incrementando la demanda real, y no premiando a los sectores de baja productividad, ya que esto lidera al crecimiento negativo.

El problema general de Europa se basa en el ahogo fiscal tanto a empresas como particulares, ya que el aumento de impuestos lidera a una caída de la demanda interna y un gran incremento de déficit público, que solo es capaz de taparse con el crecimiento del sector privado. El BCE ha revisado a la baja las expectativas de crecimiento de la Eurozona, y es por eso por lo que sigue lanzando programas monetarios que dan oxígeno a los sectores improductivos y el público y ahoga y castiga a las empresas que realmente sustentan los países.

Uno de los ejemplos más claros de políticas monetarias fallidas del BCE en los últimos años lo encontramos muy claramente en el programa de compra de bonos estatales de 70.000 millones de euros al mes, que simplemente lideró a una inflación de la liquidez de este mercado, reduciéndola eficacia y eficiencia del sistema de libre mercado. El único lugar por donde coger este planteamiento de Draghi fue la gran subida de las bolsas ante la crisis financiera, aunque eso sí, cuando los valores reales salieron a la luz, volvieron a caer a niveles similares o incluso peores que los de antes.

Aquí podemos observar un gráfico que muestra la cantidad de bonos comprados por el BCE a cada país principal de la Eurozona:

 

En segundo lugar, la nueva medida de los tipos de interés negativos al -0,4% es claramente no eficiente, ya que hemos visto que con los tipos situados a nivel de “breakeven” los bancos tampoco daban mayores créditos, ni de número ni de cantidad monetaria. Desde luego el problema que hay, no es de oferta de los bancos, sino de demanda real hacia estos créditos debido a la inestabilidad económica y política que se vive actualmente en muchos países de la UE. Esta medida aumenta ligeramente la compra de activos líquidos con objetivos de corto plazo, ya que los inversores saben que estos tipos no reflejan la realidad de la economía y no tienen en cuenta el factor riesgo.

En este gráfico podemos observar una comparativa de los tipos de interés de la Zona Euro, EEUU y UK hasta junio de 2014:

https://ep01.epimg.net/economia/imagenes/2014/06/05/actualidad/1401960482_391770_1401969370_sumario_normal.png

Cuando esta política monetaria haya finalizado es muy improbable que el BCE vuelva a la compra de activos corporativos, ya que con tipos de interés bajos y ultra-liquidez, los bancos se verán obligados a reducir la rentabilidad de sus créditos, dando lugar a una reducción del crecimiento de los sectores más productivos de Europa, los cuales son los favoritos del BCE para adquirir activos. Estos tipos y el exceso de liquidez también afectan negativamente los niveles de apalancamiento de estos sectores, reduciendo aún más el crecimiento en este tipo de sectores.

La única cara positiva que le podemos encontrar a este tipo de reformas es la subida de las bolsas europeas en el corto plazo. Generado por el “efecto riqueza”, ya que esto creará un viaje de ida y vuelta en los parquets, creando primero una subida por los falsos impulsos y a continuación una bajada estruendosa, ya que la liquidez previamente creada solo servirá para la compra de acciones en corto, las cuales luego esperan ser revendidas. El crecimiento de las bolsas también producirá un aumento de las inversiones externas en los sectores ineficientes en el muy corto plazo, ya que cuando los valores reales sean mostrados tras la inyección de liquidez, estos sectores volverán a caer tal y donde estaban previamente.

En conclusión y en mi opinión, el BCE no debe de hacer nada en este momento ya que es siempre mejor que mantengan las manos fuera de los mercados, y manipulen la economía lo menos posible. Ahora son los estados los que deben actuar con ciertas reformas para liberalizar la economía, aumentando asía el crecimiento. Los estados deberían reducir los impuestos generales, tanto sobre la población como los que afectan a las empresas, creando así un aumento de la demanda, que conducirá a una mayor producción y eficiencia en el mercado, y facilitando las exportaciones e importaciones de dicho país, ayudando así a abrir mercado más allá de las fronteras. Si se llevan a cabo políticas fiscales atractivas y se reducen las trabas a las empresas, esto conllevará a un aumento del número de compañías extranjeras que asienten las bases en nuestro país, generando así miles de millones de riqueza. Por último, debe haber un aumento de privatizaciones, elevando así las competencias del sector privado, que se rige primordialmente por la demanda de los consumidores y el precio, teniendo así una eficiencia y productividad en niveles increíbles, y generando que las empresas menos productivas se vean eclipsadas y obligadas a volverse más competitivas. Podemos ver que el crecimiento económico no lo puede formar un grupo de hombres sentados en torno a una mesa, ni mucho menos el BCE, ya que las políticas de inyección de liquidez de Draghi son como el chute de heroína de cualquier drogadicto, el cual cada vez tiene menos efecto y es necesaria más cantidad, pero sobre todo puede llevar a la muerte, una muerte que ya hemos experienciado.

 

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